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Me acuesto y recuerdo cada noche, Siento tu perfume incrustado en mi almohada. Y enamorada sigo pensando en ti. No te he conseguido olvidar, ahora me cuesta nombrar, Lo que en su día llamamos amor, Ahora no lo puedo sentir si no es por ti.
Somos la convinación perfecta. Yo alumbra a su oscuridad, el endulzaba mi soledad.
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Busco tu recuerdo, busco el sabor de tus labios en otros cualquiera. Entre las sombras has desaparecido. Entre la niebla ya no consigo encontrarte. Entre el frío ya no te siento. Te has desvanecido, te has ido.
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Me llueven los recuerdos, mientras observo el anochecer bajo la lluvia y recuerdo la imagen juntos empapados, me fije como se apagaban tus ojos color café. Sentí el frío en tus mejillas. Sentí que mis latidos se detenían. Y te notaba más distante. Nuestra historia llegaba a su fin. Lo que no sabíamos es que siempre concidiriamos, en cada canción, lugar, incluso en cada una de las lágrimas.
Una habitación, acompañada de un aroma a rosas, iluminado con velas el escenario de la pasión. Era la primera vez que estaba entre sus brazos. Me rompió la camisa, bajo la falda, se observaba mi silueta desnuda en aquel espejo. El pantalón desapareció y le arrebate la camisa. Unos segundos nos observamos, mientras deseábamos tenernos. Me sitúe encima de él, y ambos cuerpos comenzaron a moverse con mayor rapidez. Terminó por hundirse dentro de mi, vi galaxias y ascendí al cielo. Sus caricias se arrastraban por mi piel, sus manos agarraban mis cabellos y decidí ser suya.
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Un día más, nuestras miradas se han cruzado, mi cuerpo ha sufrido un escalofrío, escalofrío de fuego ardiente. Mi corazón se aceleró, se que tu también te has fijado.
Sigo pensando en ti. No he podido olvidarte. Sé que no dejas de amarme. Pues fuimos creados. Para estar en complicidad.
Nos amabamos tanto, que ninguno de los dos supo luchar. Esperando un acto, una llamada que nunca llegó, por cobardía u orgullo. No hay duda, fue amor, un amor cobarde, el cual dependía del acto del otro. Nos complementamos pero también nos destruimos. Lo que debimos defender, dejamos que se marchitará como la rosa con espinas que algún día me regalaste. En nuestras vida, un tiempo determinado, con fecha de vencimiento. Un amor que se enterró en el fondo del alma, en un lugar oscuro y olvidado. Sin volver al pensamiento.
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Mi lengua traviesa descendía por tu pecho, iba así humedeciendolo, mientras tu cuerpo se estremecia de placer. Poco a poco me acercaba a tus geniales, el suave gemido, se pronunció en tu boca. Un leve llanto de pasión, se mezclo con el sudor que desprendía tu cuerpo. Tu y yo nos amamos por primera vez.
La sensación más hermosa, tenerte entre mis brazos, sintiendo tu respiración, observando como duermes, acostado en mi pecho, sintiendo como te adentras en mi corazón, sin poderlo controlar. Así mismo ambas almas se unen, al son de los besos y cometen pecados. Tu piel quema mi piel, es inevitable, siento cada vez como tocas mi piel con las yemas de tus dedos, hasta que aceleró y me estrelló en tu dulce mirada.
