Todos lo tenemos. Pasado. A veces puede gustar, otras tantas, se quiera olvidar, sin embargo, todo aquello construyó parte de lo que somos hoy en día. Y aún quizás no hemos aprendido de los errores del pasado, caemos y caemos. Pero cuál es la cuestión? El amor? Cuando nos enamoramos, nos cegamos, ceguera pasional. Somos incapaces de ver las cosas negativas del otro y solo nos centramos en lo que creemos que nos hace feliz. Pero poco a poco te vas dando cuenta que vuelves a repetir cada error del pasado y es cuando tu vida hace un enorme giro y sabes que no quieres pasar lo mismo, no te lo mereces,...
Esta sucesión numérica de besos que has dejado en mi, tambien es poesía. Se ha convertido en un deseo ineludible, capaz de acentuar la pasión. En mi presente se eleva la alegría y el sosiego, multiplicando la felicidad por las pequeñas cosas, en tanto que se disparan las hipérbolas, restando la soledad del corazón, cuyo norte ha sido haber encontrado la armonía de tus pupilas, las cuáles plasman una escala de matices, el arcoiris de tus ojos, que sin compás, deja una insuperable obra de arte. Así es como toda suma hecha con un poco de amor, poco resta en el alma. Creo que a esto le llamamos amor....
El tiempo fluía, el tiempo pasaba sin reloj, no había prisas, entonces el tiempo se puso en nuestra contra, todo cambió y a mi no me quedó más que un inmenso vacío. Vacío que hasta ahora, nada lo ha llenado.
Y si se trata de amar, yo a ti te ame con el corazón. Y en el contrasentido de este sentimiento sólo queda la secuencia interminable de memorias, que surgen al mismo tiempo que voy tejiendo cada parte rota. Brenda Bravo
Otros besos, otros te quiero han borrado de mi tus huellas, tus palabras de amor. Ahora ya no queda nada de lo que fuimos. A otro entregué mi corazón. Ahora tus pensamientos son mios pero lamentablemente dejaron de importarme, ocultas en otra mujer aquella debilidad que aún sigues sintiendo al mirarme a los ojos, al sentirme cerca de ti, pura hipocresía. No puedes ocultar que te duele ya no tenerme, tus manos desean tomarme, volver a recorrer mi cuello y sentir mi aliento tus labios quieren. Ya es tarde. El reloj marcó mi hora de ser feliz. BBravo.
Quizás pensé, pensé en el. Lo vi describiendome el amor como algo nuestro, especial. Lo sentía dentro de mi. Cuanto inundo mi ser. Sus ojos brillaban. El me hacía brillar. Temblaba de tal forma que en un beso desaparecían mis miedos. Pensé entonces que me enamoré por primera vez. Sus suspiros no decían nada. Pero yo lo sentía. Igual me equivoque, pues no son tan grandes los hechos como los sentimientos. Las palabras se desvanecieron. Fue tan hermosa su manera de envolverme que no supe ver más allá del horizonte. Entonces nunca más volvimos a cruzar miradas de la forma en como lo hacíamos, cuando...
Contigo quiero. Quiero comerme el mundo de tu mano. Quiero contemplar el arcoiris desde la ventana mientras llueve, agarrar tu mano y escuchar eso, el silencio y nuestros latidos. Quiero ver como dos gotas de agua juegan a ganar una carrera en nuestra ventana, si las risas son nuestra única melodía. Observar en el cielo oscuro las estrellas mientras tus brazos me envuelven. Quiero un café amargo en las mañanas acompañado de un dulce, tus labios. Contigo quiero ser yo, quiero que seamos. Quiero contigo, observar el florecer del invierno, o el nevar en primavera. Contigo quiero lo imposible. Contigo...
Quizás en definir el amor este el límite o en el infinito de este la respuesta. Todo es inversamente proporcional. Me encuentro sin respuestas, sin embargo deseo tropezar en un punto del universo donde sepamos perdernos y amarnos al mismo tiempo.
Un corazón quebrantado, con tus manos de artesano, esas que dan calor al alma, fusionaste fragmento a fragmento. Fue uno de esos finales, que te anuncian un nuevo inicio, una nueva historia. Dejando atrás un diario del pasado, pasando páginas sin césar, sintiendo nuevamente el arcoiris de la vida y como se deleitaban nuestros rostros. No hay felicidad sin tristeza; no hay amor sin desamor. Y así nos convertimos en dueños de nuestro destino, anduvimos bajo las entrellas, encima de las piedras. Nos convertimos en la conjugación perfecta de la felicidad. Su carcajada que forma una rima asonante de...